1.24.2013

Entre competencias anda el juego



Creo que visto lo visto en el panorama actual no hay mejor inicio para este blog que hablar de la nueva Ley de Servicios Profesionales que tantos quebraderos de cabeza nos está dando a los arquitectos (presentes y futuros).
A grandes rasgos la gran "aportación" de la ley a nuestra profesión es anular las competencias exclusivas de los arquitectos para que otras profesiones como los ingenieros puedan asumirlas con total libertad.
El debate no es nuevo, la lucha entre arquitectos e ingenieros por saber donde empezaba el campo de uno y terminaba el del otro viene de antiguo, habiendo incluso momentos como en el siglo XIX donde los arquitectos parecíamos tener la batalla perdida ante los avances técnicos de la ingeniería. Con todo y con eso, éste parece ser el mayor ataque a la profesión de arquitecto que se ha perpetrado en los últimos tiempos.
Por todos los que trabajamos día a día en proyectos de arquitectura y urbanismo es sabido que nuestra profesión abarca campos muy amplios que afectan a otros profesionales. La búsqueda del trabajo en equipo en los estudios de arquitectura es desde hace años una práctica que tiende a generalizarse. Parece normal que si tu realizas un plan general de urbanismo cuentes con la opinión y el trabajo de arqueólogos o biólogos, por citar dos ejemplos; del mismo modo que para realizar correctamente un auditorio se requiere la presencia especialistas en sonido. Pero ello no implica que el arquitecto pierda su papel en dicho proyecto, que es el de la dirección, dado que es el único capacitado y preparado para dirigir un trabajo de arquitectura o urbanismo.
El caso es que en esas 21 páginas que constituyen el borrador, un ente llamado "el legislador" determina que...
Con la reforma: Se suprime reserva exclusiva de actividad. Podrán proyectar y dirigir obras de edificios residenciales, culturales, docentes o religiosos, arquitectos e ingenieros con competencias en edificación.
–Justificación: No es proporcionado reservar la actividad de edificación según los usos. Si un profesional es competente para realizar una edificación, se entiende que también será capaz de realizar otras, con independencia de su uso.
Vamos, que el ente "legislador" resume en el término "edificación" todo lo que cada uno considere oportuno, porque por todos es sabido que es igual proyectar una planta depuradora que un centro de salud o un museo. Acabaremos dando competencias en edificación a todo aquel que diferencie un ladrillo de una teja. La furia liberalizadora en la que parece estar metido el gobierno no conoce límites, de hecho me atrevería a decir que no conoce nada, ni siquiera la realidad que le rodea. En aras de la "proporción" nos cargamos la profesión de arquitecto aprovechando que los arquitectos ya se quieren poco a sí mismos y que el tema en general ya está bastante fastidiado.
Pero con lo que no contaba "el legislador" es con la respuesta unánime de los arquitectos, colectivo bastante poco dado a apoyarse a sí mismo. Estamos llamados estudiantes y arquitectos a frenar lo que puede ser el fin de nuestra profesión y a plantar cara a una ley que desde una ignorancia extrema plantea equivalencias y reflexiones que carecen del más mínimo sentido común. Todos conocemos nuestros problemas, los de nuestras Escuelas de Arquitectura y los de nuestro colegio profesional pero no es está Ley solución para ninguno de ellos. Todos sabemos que sólo del trabajo común entre profesionales salen los mejores proyectos pero no es solución equiparar competencias si no fomentar dichas colaboraciones.
Por todos es conocido el resultado de los arquitectos que aspiraron a ingenieros, la ley nos libre de ver el de los ingenieros que aspiran a arquitectos...

Frenemos la nueva Ley de Servicios Profesionales, que la única promesa que el gobierno cumpla no sea el fin de la Arquitectura.

1.21.2013

Se abre el telón...



"Cuando los venecianos despertaron, aquella mañana de neblina densa, quedaron con la boca abierta. Algunos pensaron, podría tratarse de un engaño óptico, otros, menos optimistas, que un pedazo de la ciudad se había desprendido y flotaba muy a gusto en el Gran Canal, al lado de la Punta de la Aduana. Cuando la neblina comenzó a esfumarse, todos comprendieron que no se trataba de una ilusión visual. La mañana del 11 de noviembre de 1979, Venecia amanecía con un teatro flotante, El Teatro del Mondo, obra del gran arquitecto Aldo Rossi..."

La ciudad como un teatro del que todos somos actores y en el que la arquitectura conforma un escenario móvil y variable en torno al cual contamos nuestra historia. El blog que hoy comienza quiere ser un lugar en el que hablar de arquitectura con todo lo que ello conlleva, porque la arquitectura en el fondo lo es todo.
En un momento de crisis arquitectónica causada por una crisis social, política, económica y ética, abrimos el Teatro del Mondo como una ventana a la opinión y a la crítica arquitectónica y urbanística.